diumenge, 27 de setembre del 2009

El dissabte passat, dia 26, varem sortir vuit kaiaks individuals i un de doble. El mar era de tramuntana fluixa i agradable, i el nostre ànim també era fluix i agradable després de tants dies de celebracions i exhibicions. Enyorem els dies grisos d’hivern, els pocs palistes, la sensació d’amistat, i el moment de sortir disfressats amb roba contra fred i d’enfrontar un mar incert del que durant un curt temps haurem de ser hostes. El dissabte érem pocs i, tot i que diversos, varem sortir amb alegria. Cala Bona, Coua de l’Infern, treure el nas a Encalladora, tot un clàssic. En Darvin, un nen de 12 anys (0 13?) va palejar sense dificultat. I ja és el seu segon dia. Felicitats! La Griselda i l’Oriol varen palejar per primera vegada, i força bé donada la distancia. L’Aleix també va palejar per primera vegada amb nosaltres, encara que ja ho havia fet abans amb el seu kaiak. Els altres eren la Mariona, en Rostia, la Danna, practicant de l’esquimo, en Xavier Caminada, tot discreció, amabilitat i ajuda, i en Xavier, ex professor de francès de l’Institut. Dia tranquil i fàcil. Demà, dilluns, sortirem i a saber on anirem, tot depèn del temps.

Direm també que la Patri ha estat aquets dies per terres americanes, per Florida, i de ben segur a caminat, i potser palejat, entre cocodrils i ens ha recordat. Umiiarnok entre cocodrils, quin ensurt. Quan torni ens ho contarà.

Recordeu que les sortides de dilluns són a les 15 hores, i les de dissabtes a les 10.

dimarts, 22 de setembre del 2009








(Hem creat aquest blog per
mantenir el contacte entre tota la gent vinculada amb l'Escola d'en Mar)






Actividades recientes:



Después de dos semanas de actividades con participación masiva, hoy lunes 21 de septiembre quizá tengamos por la tarde una salida de invierno, acogedora y tranquila, y podamos palear casi en soledad y nos recuperemos de tantos vaivenes multitudinarios, quizá necesarios y efectivos, pero agotadores.






La Marnatón comenzó con un alba de angustia frente a la decisión de suspenderla variando el recorrido, o de enfrentar una tramontana que en Punta Oliguera levantaba olas inquietantes, y se saldó con la frustración de los nadadores que habían preparado durante meses duros de soledad y esfuerzo un recorrido que tenía nada que ver con el que fue definitivo, y también con un vaivén y un carrusel hermoso de kaiaks en la bahía. Y con la tristeza de aquellos palistas que no pudieron enfrentar las olas. No volverá a pasar; aprenderemos todos para ser capaces de enfrentar cualquier mar. Sin duda. La labor de los palistas fue correcta, cerrando a los nadadores en un río de cuyas márgenes muchos de aquellos se escapaban por desorientación. Para futuras Marnatones aprendimos que los kaiaks válidos y necesarios son los de las márgenes, que sobran los de guía y rescate, y que es importante la labor de comunicación por radio entre los jefes de grupo y la zodiac de acompañamiento, pues solo esta barca puede tener una visión global de todo el río y recolocar y distribuir los kaiaks según las necesidades del momento. Fue un día de sol inquieto y de emociones enfrentadas.



La Trobada de Kaiaks de la Fiesta Mayor fue un caos divertido y agotador, con 158 (¿o tenemos que decir 120?) kaiaks acudiendo, llenando literalmente playas y rincones insospechados, durmiendo los palistas en el pabellón, hoteles o casas particulares, y saliendo cerca de un centenar desde Portlligat y el resto desde la Riera de la Platja Gran. Los de Portlligat encontraron el embudo de Ses Boquelles, lo tuvieron que pasar de uno en uno, enfrentando olas inesperadas pero lo bastante encrespadas como para poner en vilo a más de uno o una. El recorrido hasta Cadaqués y la entrada en la bahía fue espectacular, impresionaba girarse y ver tantos kaiaks navegando. En la bahía hubo dos excursiones, y aquella que llegó hasta la bahía de Jonculs (en verdad llegó hasta la Cova del Pellegrí, en la entrada de Jonculs) se detuvo antes en la playa de Sa Sebolla, en un absurdo e innecesario descanso que perturbó a los pocos bañistas que se vieron invadidos por decenas de kaiaks que se detenían en la playa. Después reemprendimos la marcha e hicimos aquello para lo que los kaiaks están hechos, enfrentar el mar. Tras la comida sorteamos el kaiak, y se lo llevó Laia Eraso, compañera de travesías. Nos alegramos de su suerte, se la merece. Por la noche completamos el día con una procesión de difícil valoración, en la que con veinticinco kaiaks con una antorcha colocada en la proa, navegamos paralelos a las riberas de la bahía, entre aplausos de los paseantes que decían “qué bonic” y
nos dejaban con la duda de si en verdad era bonito o era un despropósito. En fin, no ardimos, que ya es mucho, y dejamos la bahía para palear hasta Portlligat. Era noche cerrada y oscura, no veíamos nada, nada, y nos guiábamos por el conocimiento que tenemos de las rocas de la costa, y aunque había quien confundía islas y calas, llegamos habiendo incluso acertado con Ses Boquellas sin habernos subido antes en roca alguna de cuantas no veíamos. El único problema fue que de los doce que habíamos salido de la Bahía, al llegar a Portlligat éramos solo veintitrés, faltaban dos, pero también era tarde, estábamos cansados, teníamos que cenar, no era cuestión de ponerse a buscar a quienes no veríamos, de modo que hicimos como que no nos habíamos dado cuenta y nos fuimos a casa. Antes, entrando por Ses Buquelles, uno de los palistas cantó un aria de Opera con voz magnífica. No llegamos a saber quién fue, quizá uno de los dos que no llegaron y que de aquella manera nos llamaba, o se despedía, pero esas nos son maneras de pedir socorro y no nos dimos por enterados. La Trobada de Kaiaks fue un éxito, seguramente fue necesaria pues la gente nos vio y supo que existíamos, pero no la cambiamos por una buena travesía en un mar de invierno. Digamos que ambas cosas son compatibles y enriquecedoras.


Recogida de basuras. Fuimos unos quince y nos distribuimos por las playas del Mar d’Avall, provistos de bolsas y de empeño, y recogimos más basura de la que en principio habíamos supuesto. Las playas más sucias fueron las del mismo Portlligat.








Clases técnicas. El domingo 20, ayer, atendimos a la tercera clase técnic
a que nos imparte Pau Calero. Nos convienen pues la mayoría somos atudidactos y tenemos errores a corregir y técnicas por aprender. Pau Calero es amable y soporta inclemencias y torpezas con paciencia, y solo su constancia en confundir nuestros nombres puede ser un síntoma inconsciente de turbación e impaciencia. El error puede ser también debido a que en nuestro grupo hay muchas nacionalidades (ayer había orígenes suecos, checos, franceses y alemanes). El momento más impactante fue cuando Pau, en un ejercicio, repetía a Annika que le diera la salida diciendo “ya”. Annika, toda educación y dulzura sueca, no entendía y Pau repetía “Say ‘ya’ “ , mezclando dos diomas y sin percatarse de que “ya” en inglés no quiere decir nada y por tanto Annika no comprendía nada. La coincidencia en espacio y tiempo de gentes venidas de lugares diversos es una grandeza que nos enriquece, y aunque esas dificultades idiomáticas parezcan indicar lo contrario, la verdad es que comprendemos, pues aceptar lo distinto es un ejercicio de grandeza y es ya en sí una gran comprensión.
Pau ayer nos enseñó a maniobrar inclinando el kaiak y tan bien inclinamos el kaiak que más de uno inclinó tanto que acabó volcado. Pero eso nos sirvió para practicar maniobras de rescate. Bien por Pau y bien por nosotros que intentamos aprender. La paciencia de quien enseña y el esfuerzo de quien quiere aprender dignifican y merecen siempre respeto. Si no fuera así difícilmente soportaríamos estar largo rato sumergidos, con el kaiak volcado y la cabeza hacia abajo, en la oscuridad o turbiedad física y mental, intentando aprender el “esquimo”, que además es algo que parece que no merece la pena aprender.


Umiiartoq. Es el nombre del grupo de palistas cuyos estatutos estamos completando. Pronto estarán listos. Umiiartoq significa en idioma Inuit groenlandés “quien ha naufragado”, y elegimos el nombre no porque consideremos que nuestro grupo sea un grupo de naufragados (que tampoco estaría mal), sino porque consideramos que en el mar, como en la vida, es bueno naufragar a veces, pues se aprende humildad y generosidad. Humildad porque naufragando comprendemos nuestra imperfección y con ello nos retamos a aprender y a perfeccionarnos, y generosidad porque en el naufragio hay siempre ayuda, ya sea activa o pasiva, y esa actividad de ayuda en el rescate nos hace mejores. El nombre, Umiiartoq, lo escuchamos en un relato, y lo confirmó por internet una muchacha inuit que vive en Groenlandia. El martes pasado esa muchacha, Ailí, vino a Cadaqués, solo un día y después regresaba a Groenlandia, y paleamos hasta Encalladora, ella y uno de nuestro grupo. El día era gris, de invierno, Ailí era y es una muchacha hermosa, de rasgos esquimales y ojos azules (madre inuit y padre danés), amable, culta por haber vivido en países de tres continentes, buena palista, joven (recién iniciada la treintena), y trajo con ella la magia de quien llega desde un lugar tan distinto como Groenlandia, y el misterio y el encanto de quien está acostumbrado a palear entre hielo y ballenas. Fue un placer conocerla y palear con ella en un mar que aquel día fue más del Norte. Cuando le pedí que pronunciara Umiiartoq en inuit, el nombre adquirió vida propia. Sería preciso que Ailí lo hubiera dejado impreso de forma acústica en las paredes de nuestro local para que se pudiera comprender la diferencia entre su pronunciación y la nuestra. No pudo ser, el sonido, como los momentos, permanece un instante y después se pierde. Si Ailí vuelve quizá nos reunamos todos para aprender a pronunciarlo. Merecerá la pena, y también merecerá la pena conocerla. El acento es en las dos “íes”, la “r” es gutural y aspirada, como la “r” francesa pero más ronca y escondida. En fin, nombre singular para un grupo que habiendo nacido y existiendo en un lugar singular pretende también ser singular. Umiiartoq.


Escola d’en Mar. Entramos ya en el quinto año de existencia y navegación. Se creó con el propósito de acercar la gente de Cadaqués al mar, a la cultura y la presencia del mar. Con las dificultades inherentes a todo asentamiento humano, creemos haber avanzado algo en nuestro propósito. Se ha creado una infraestructura de la que se beneficia la Escuela y el Instituto del pueblo, y también aquellos de sus habitantes que no saben palear y quieren probarlo. Quienes de ellos en estos años ya lo han probado, hoy navegan por sí mismos y pueden disfrutar de una naturaleza que es un placer y un privilegio. También hemos conseguido un convenio con Pau Calero por el que este se ha asentado en Cadaqués y nos beneficia ahora con su experiencia. Son frutos de una actividad cotidiana que se desarrolla en una larga distancia. Debemos seguir. Nunca se nos podrá reprochar lo no alcanzado sino lo no intentado.




Hoy paleamos, seremos pocos, pero el mar estará ahí, y también nuestra intención de recorrerlo. Qué puede haber más magnífico que esto.









(Aclaración: para quien se preocupe en exceso o no haya comprendido, en la travesía nocturna hasta Portlligat, llegamos los veinticinco que la habíamos iniciado. Los dos que se perdieron lo hicieron sólo en las nieblas mentales de un día agotador y duro, por lo que no merece la pena culparnos e iniciar la búsqueda. La aria de opera existió, o eso creemos quienes estuvimos allí y la escuchamos)